viernes, 11 de julio de 2008

José Vicente Gutiérrez: Promesa joven de la vela en Venezuela






“El mar es una de las mejores cosas porque es divertido, te relaja. Puedes reunirte con tus amigos, todo el mundo está allí… Es fino”.

Caracas, Noviembre 2007. Joaquín Pereira (Mundo Náutico).-

“La trayectoria que hacemos es la de un trapecio. Hay un barco que crea una línea imaginaria y de ahí parte la regata. Hay unas banderas con un tiempo y sales igual que en fórmula uno. Haces un circuito entre las boyas y luego hay otra línea imaginaria de llegada. No es por tiempo, es por llegada y se te suman los puntos: Si queda de primero se te suma un punto y así el que tenga menos puntos es el que gana”.
Así explica José Vicente Gutiérrez de 15 años lo que es el deporte que se ha convertido en su máxima pasión: La vela. Una pasión que lo lleva al mar en cada rato libre, fin de semana o vacaciones.

Nieto de un italiano napolitano constructor de barcos, José Vicente es la prueba de que lo que se hereda no se hurta: En septiembre, al final de sus vacaciones escolares, volvió a sumar una nueva victoria en sus cinco años de práctica de esta disciplina que juega con el mar y el viento al conquistar el primer lugar juvenil de la regata de la isla de Margarita.
“En campeonatos nacionales he obtenido ya tres medallas, pero tengo otros premios en otras competencias”, comenta tan tranquilo como si hablara de una colección de barajitas.
Al recordar sus inicios le es imposible olvidar la tragedia que vivió el estado Vargas en 1999, cuando varias horas de lluvia continua produjo el deslave más grande del que se tenga historia en Venezuela.
“Fue a raíz del deslave de Vargas que comencé a practicar la vela deportiva, pues mis padres son miembros del club Puerto Azul que queda en el litoral y se avocaron con otras familias a recuperar las instalaciones”, relató.


Marcando el rumbo
José Vicente asegura que aprender a navegar sobre un barco a vela no es difícil “si tienes ganas de aprender y constancia”.
A los jóvenes que quieran empezar a surcar el mar, empujados por el viento, sobre un barco a vela, les aconseja en primer término aprenderse los nombres utilizados para referirse a las partes de la embarcación.
“Los básicos son proa para la parte delantera, popa para la parte de atrás, estribor para el lado derecho y babor para lado izquierdo. También están el mástil, la vela y el timón. Son términos que luego con la práctica te lo recuerdas”.
Luego de un poco de teoría hay que subirse a la embarcación y prestar atención a la dirección del viento. “Al principio uno se fija en las arruguitas que se forman en el agua o buscas referencias como el humo de alguien que fume”, explicó.
Pero el viento no sopla de forma constante y hacia una misma dirección todo el tiempo, como en la vida hay que aprender a sortear las circunstancias y buscar las mejores corrientes que te lleven a la meta.
“Una mura es cuando tienes el viento en un lado. La virada es cuando cambias la vela de lado con respecto al viento; esto tiene mucha técnica pues debes hacerlo sin perder velocidad y en el menor recorrido posible. La empopada es cuando el viento te viene por atrás. Trasluchar es pasar la popa por el viento, o sea al revés”, enumera sus encuentros con el viento.
Y como en cualquier disciplina, el deportista debe tener un vestuario adecuado a su actividad. Aparte de la gorra para protegerse del sol y del chaleco salvavidas, José Vicente recomienda utilizar un traje especial de Neopropeno diseñado especialmente para la navegación en barco de vela.
“Se llama traje estable y presenta como unas varillas en la parte de las piernas y en las rodillas, para protegerlas de golpes y roces. El que yo tengo es marca Magic Marine, que debe costar aproximadamente 200 dólares”, detalló.

El apoyo de la familia
Un deportista sin apoyo familiar no puede llegar muy lejos. Eso lo entiende el padre de José Vicente, que aparte de coincidir con él en apellido y nombres también comparte su afición por el mar y la navegación en bote de vela.
Aparte de dedicarse a impartir clases de ciencias de la tierra en la Universidad Central de Venezuela, el geoquímico José Vicente Gutiérrez (padre) se ha dedicado a tres actividades que colman todos sus ratos libres: La recuperación del Club Puerto Azul, ubicado en el Estado Vargas, la reactivación de la flotilla de vela de este centro y el apoyo a la carrera deportiva de su vástago.
Señaló a Mundo Náutico que el deporte de la vela le está brindando a su hijo un estilo de vida que lo beneficia de múltiples maneras.
“Las personas que disfrutan de las actividades marinas desarrollan una filosofía particular en cuanto al conservacionismo, la actitud ante la vida y la conciencia de grupo”, reflexionó.
Recordó que toda actividad deportiva conlleva el ejercicio de una disciplina que a la larga le hará bien a su hijo pero aclaró que a los niños no hay que imponerles ninguna actividad sino hacer que se diviertan.
Otro de los puntos en que se beneficia un joven al practicar navegación con vela es el desarrollo de la confianza en si mismo y en la toma de decisiones.
“Imagínate un niño solo en una embarcación. Tiene que evaluar los cambios del viento, como manejar la vela. Toma decisiones en cuanto a que rumbo tomar. Esto fortalece su carácter”, dijo.

La próxima boya
En el horizonte de la carrera deportiva de José Vicente ya hay nuevas boyas, nuevas competencias y muy probablemente nuevos triunfos. A mediados de noviembre participará en la Cuarta Valida Nacional de Vela Deportiva a realizarse en Puerto la Cruz. “Esta valida es clasificatoria para los juegos nacionales”, acotó como quien prevé hacia donde se dirige el viento.

Antes de esta competencia junto con otros amigos participará en otra valida nacional pero en la categoría J24, una embarcación una embarcación que mide 7.32 metros de largo (24 pies), tiene una superficie de 24,25 metros cuadrados y cuenta con cuatro o cinco tripulantes en regata.
Para este adolescente, cursante del noveno grado en el liceo Cristo Rey de Santa Mónica, 2007 marca el fin de una etapa y el comienzo de otra: El 12 de octubre cumplió 15 años y por lo tanto dejó la categoría Optimist y se prepara para entrar a la categoría Laser.
Todos sus esfuerzos se concentran actualmente en seguir la trayectoria de un deportista que se ha convertido en el faro que lo guía en su disciplina. Hablamos del ocho veces campeón mundial y dos veces panamericano en vela, el venezolano Eduardo Cordero, a quien José Vicente pudo conocer personalmente en diciembre del 2006.
“Fue muy chévere. Tuvimos oportunidad de hablar. El vive en Estados Unidos. Su madre vive en Puerto la Cruz y tiene una escuela de vela”, comentó y confesó a Mundo Náutico que aspira seguir el ejemplo de Cordero y convertir la bandera venezolana en una potente vela para representar a su patria a nivel internacional
















En tierra firme
Le gusta -- La física y la química me parecen divertidas
No le gusta -- Castellano y literatura
Admira -- A Eduardo Cordero, venezolano 8 veces campeón mundial y 2 veces campeón panamericano en vela
Otros deportes -- Ping pong y futbol
Películas -- De acción, terror, suspenso
Música -- U2, Mana, Caramelos de Cianuro y Bob Marley
Un miedo -- A las alturas, al mar no le temo sólo lo respeto